domingo, 12 de mayo de 2013

Por muy bello que sea el cuchillo.



No es difícil de creer si lo vives
No se puede vivir si no dejas al menos una pequeña hendidura abierta al "pudiera ser"
Una minúscula ofrenda,
un gesto insignificante
una migaja
algo que no sea la nada.
Apostar al negro
perderlo todo
y volver a apostar al negro
Un martillo en loop
aplastando mis dedos
los dedos de la mano con la que me agarro,
a un borde lleno de clavos
que no sé muy bien donde lleva
que separa, que me espera
agarrado a esa baranda que se me antoja como filo
de un cuchillo exquisito que habla en nombre del frío.
La otra mano por otro va aprendiendo a soltar.